Sí, los productos y servicios actuales crecen y se expanden de forma realmente rápida. Al fijarnos en la siguiente imagen, apreciamos el incremento de la velocidad a la que se han difundido los diferentes productos o servicios para alcanzar los 50 millones de usuarios.
TENDENCIAS
El componente digital de los productos o servicios ayuda notablemente a que se haya acelerado la velocidad de adopción. Por otro lado, la competencia global a la que nos enfrentamos hace que se potencie el proceso de innovación. Cuando algo funciona, su expansión es casi inmediata. Aunque las tendencias surgen cada vez, más rápidamente, es verdad que éstas también son más efímeras. La música, la tecnología, las series o la moda, además de consumirse de forma rápida, se consumen de una forma diferente.
La tecnología nos ha enseñado que todo está a nuestro alcance, de forma barata, fácil y sobre todo inmediata. Nos inscribimos en newsletters, leemos foros, seguimos a marcas, etc. Dejamos que ciertas empresas nos acompañen en nuestra vida y formen parte de nuestro día a día. Somos exigentes porque tenemos todo el mundo donde elegir, no creemos en una relación con las marcas para toda la vida, pero cuando elegimos una, la consumimos con intensidad.
Compramos aquello con lo que conectamos y eso va más allá de que el producto sea bueno, bonito y barato. No nos limitamos solo al producto, sino que buscamos un sentido, una visión, un estilo con el que nos sintamos identificados. Los negocios, tienen que saber trasmitirlo. A partir de esa conexión, las marcas ya forman parte de la personalidad de cada uno y los consumidores nos convertimos en “predicadores” de las marcas. En mi entorno cercano, tengo “predicadores” de Xiaomi, Asos, Estrella Galicia o La Resistencia y hablan de ellos con una pasión profunda, que les nace al sentirse identificados.
GENERACIONES
Las nuevas generaciones de los Millennials o los Z, actualmente tenemos un poder adquisitivo limitado. En pocos años, cuando gastemos como lo hacen nuestros padres y decidamos sobre el consumo que generamos tanto nosotros como nuestros hijos, seremos la base de la economía. Este cambio de paradigma también ocurrirá para las empresas B2B, porque, aunque el cliente siga siendo una empresa, el que tome la decisión de compra, será una persona que haya crecido en la era digital.
Para que las empresas se adapten a este cambio, además de ofrecer un buen producto o servicio por un buen precio, tienen que saber transmitir su propósito, su sentido y sus valores. Se produce la paradoja de que ya en este presente digital, y no hablemos del futuro, en el que empecemos a estar dominados por algoritmos, sea precisamente el aspecto humano el que marque la diferencia.